El aceite, tanto industrial como doméstico, es uno de los productos más contaminantes y dañinos para el medio ambiente. El agua, la tierra e incluso el aire pueden verse afectados por este tipo de residuos que generamos diariamente en nuestros hogares e industrias. Un solo litro de aceite puede llegar a contaminar cerca de un millón de litros de agua, la cantidad suficiente para abastecer a una persona durante catorce años. Pero también la tierra y el aire sufren los efectos de verter o quemar este producto para su eliminación, provocando importantes daños para los ecosistemas.
Por este motivo, y dada la creciente preocupación y concienciación de la sociedad en temas relacionados con el cuidado y la protección del medio ambiente, cada vez más personas son conscientes de la necesidad de eliminar este residuo de modo respetuoso, contribuyendo a su reciclaje y reutilización en la medida de lo posible. Organizaciones ecologistas, instituciones y administraciones ya han puesto en marcha numerosas campañas de sensibilización en todo el territorio nacional para hacer ver los beneficios de la correcta gestión del aceite usado.
Galicia no es una excepción en este ámbito y la mayoría de ayuntamientos y mancomunidades ya cuentan con servicios de recogida de este residuo para evitar la contaminación que produce su inadecuada eliminación. En este sentido, también las industrias contribuyen a cumplir la normativa en materia de aceite industrial, contando con un Sistema Integrado de Gestión (SIG) propio del sector que se hace cargo de los residuos generados por las empresas.
Por este motivo, y dada la creciente preocupación y concienciación de la sociedad en temas relacionados con el cuidado y la protección del medio ambiente, cada vez más personas son conscientes de la necesidad de eliminar este residuo de modo respetuoso, contribuyendo a su reciclaje y reutilización en la medida de lo posible. Organizaciones ecologistas, instituciones y administraciones ya han puesto en marcha numerosas campañas de sensibilización en todo el territorio nacional para hacer ver los beneficios de la correcta gestión del aceite usado.
Galicia no es una excepción en este ámbito y la mayoría de ayuntamientos y mancomunidades ya cuentan con servicios de recogida de este residuo para evitar la contaminación que produce su inadecuada eliminación. En este sentido, también las industrias contribuyen a cumplir la normativa en materia de aceite industrial, contando con un Sistema Integrado de Gestión (SIG) propio del sector que se hace cargo de los residuos generados por las empresas.
Aceite y contaminación Los aceites son elementos no biodegradables que no se disuelven en el agua. En vez de eso, lo que ocurre es que forman una película impermeable que impide el paso del oxígeno matando la vida de las especies tanto vegetales como animales cuyo hábitat es el agua. Al mismo tiempo, al contacto con el agua, el aceite esparce productos tóxicos que pueden ser finalmente ingeridos por las personas, de forma directa o indirecta, convirtiéndola, por lo tanto, en inadecuada para el consumo humano. Muchos de los componentes del aceite se “mezclan” con el agua y, por su naturaleza tóxica, pueden resultar nocivos para la salud de quienes los ingieran, tanto animales como humanos. |
En el aire, la incorrecta eliminación del aceite usado, sobre todo el utilizado para usos industriales, también puede tener consecuencias negativas. Los gases resultantes de la combustión de este residuo pueden ser altamente peligrosos. Quemar una lata de 5 litros de aceite usado emite una contaminación atmosférica a través de la combustión incontrolada que contaminaría un volumen de aire equivalente al que respira un adulto a lo largo de tres años de su vida. Los compuestos de cloro, fósforo o azufre presentes en el aceite usado dan como resultado gases de combustión tóxicos que deben ser depurados por vía húmeda. El plomo es otro de los compuestos más peligrosos del aceite industrial, ya que al ser emitido al aire en partículas de tamaño sub-micrónico perjudica la salud de los seres humanos, sobre todo de los niños, al ser el más volátil de los componentes metálicos que forman las cenizas de los aceites usados. Aquellos lugares donde sea imprescindible realizar la combustión de aceites usados deberían contar con un sistema depurador de gases o, antes de su combustión, someter el aceite usado a un tratamiento químico de refino para eliminar previamente sus contaminantes. El problema es que estos sistemas tienen un coste muy elevado y por ello, en muchos casos, se realiza la combustión sin ningún tipo de tratamiento, causando un grave daño medioambiental e, incluso, de salud pública.
Por último, es preciso señalar que los aceites usados también tienen efectos contaminantes sobre los suelos donde son vertidos. Este modo de eliminar los residuos origina graves problemas de contaminación de tierras, ríos y mares. Los hidrocarburos saturados que contiene el aceite usado no son biodegradables, por lo que crean una película impermeable que recubre ese terreno y que destruye el humus vegetal, eliminando la fertilidad de las tierras al impedir el normal desarrollo de su actividad biológica y química.
Por último, es preciso señalar que los aceites usados también tienen efectos contaminantes sobre los suelos donde son vertidos. Este modo de eliminar los residuos origina graves problemas de contaminación de tierras, ríos y mares. Los hidrocarburos saturados que contiene el aceite usado no son biodegradables, por lo que crean una película impermeable que recubre ese terreno y que destruye el humus vegetal, eliminando la fertilidad de las tierras al impedir el normal desarrollo de su actividad biológica y química.
Recogida del aceite doméstico usado
Entre los residuos urbanos, es decir, los generados en el hogar, se encuentra también el aceite de uso doméstico utilizado para cocinar. Hasta hace pocos años, el desagüe de los fregaderos era el lugar elegido para deshacerse de este residuo tan engorroso. Esa práctica tan común en las viviendas provoca atascos en los desagües, aumenta los costes de las depuradoras para eliminar este residuo, algo que no siempre se logra, y contamina miles de litros de agua de mares y ríos.
En Galicia, un número importante de ayuntamientos ya cuentan con servicios de recogida y transporte de este residuo, que se presta de forma gratuita a los ciudadanos que decidan hacer uso de él voluntariamente. En muchos de estos ayuntamientos se facilitan depósitos o recipientes pensados para almacenar el aceite inservible que, una vez llenos, son recogidos por el mismo ayuntamiento o puede ser el propio usuario quien los deposite en el punto limpio más cercano. Este mismo sistema está siendo utilizado también por asociaciones ecologistas que, en colaboración con algunos municipios, ponen en marcha campañas de concienciación ciudadana para lograr que el reciclaje de aceite se consolide como una costumbre entre la sociedad.
Si desde los ayuntamientos u organizaciones no se facilita este servicio, otra de las fórmulas posibles para evitar la contaminación a través de este residuo es la de utilizar botellas de plástico vacías para guardar el aceite usado y, siempre que sea posible, trasladarlos hasta el punto limpio habilitado para estos usos, donde las empresas autorizadas para su tratamiento y valorización se hacen cargo del residuo.
Otra de las piezas importantes en la gestión del aceite doméstico usado son los establecimientos hosteleros, donde se manejan cantidades muy grandes de aceite que, mal gestionado o sin recibir el tratamiento adecuado, pueden convertirse en una importante fuente de contaminación. Por este motivo, los establecimientos de este tipo cuentan en casi todas las poblaciones con depósitos adecuados a sus necesidades donde almacenar el aceite inservible, que después es recogido por una empresa autorizada para ello y que se encarga de transportarla al lugar de tratamiento.
El proceso que sigue el reciclaje de aceite comienza con la recogida y su posterior transporte a los centros de limpieza o almacenaje. En estos, se somete a diferentes procesos con el fin de extraer los sólidos procedentes de las frituras (esto se hace mediante decantado o filtrado), se extrae el agua del aceite (a través del centrifugado o calentado) y, por último, se almacena en cubas de alta capacidad. Una vez hecho esto, el residuo es transportado de nuevo en camiones cisterna a los centros de transformación, donde se recicla para convertirse en nuevos productos.
El proceso de recuperación del aceite industrial
El aceite industrial, al tener diferentes componentes que el empleado en los hogares o restaurantes, cuenta con su propio proceso de recuperación. En este ámbito hablamos, principalmente, del aceite utilizado en los vehículos o en determinada maquinaria industrial.
El aceite usado es recogido en talleres de automoción e instalaciones industriales, donde debe ser debidamente almacenado y etiquetado conforme a la normativa vigente. Una vez retirado el residuo de los puntos de generación es enviado a centros de almacenamiento temporal o centros de transferencia, en los que se realizan los análisis necesarios para determinar su composición, la posible contaminación con otras sustancias y su óptimo destino final.
Tras su análisis, el aceite usado se traslada a los distintos tipos de instalaciones o plantas de tratamiento, dependiendo de su posible destino final. La gestión de aceites usados se realiza a través de distintos procesos, que pueden ser la regeneración, el reciclado o la valorización energética.
La regeneración se desarrolla en plantas específicas, de las que sólo hay cinco operativas en España. El proceso consiste en eliminar el agua, los aditivos, los metales pesados y otros sedimentos del residuo para obtener otros productos. El aceite usado también se puede someter a un reciclado material, siendo válido para producir otro tipo de materiales.
Cuando el aceite no puede ser regenerado o reciclado se somete a procesos mediante los que se posibilita su posterior utilización como combustible alternativo, ahorrando otros combustibles tradicionales, ya sea en centrales térmicas de generación eléctrica, en cementeras, en equipos marinos o en otros procesos industriales. Gracias a estos procesos de gestión, el ahorro de materias primas y energía es considerable, teniendo en cuenta que se estima que con 3 litros de aceite usado destinado a regeneración se obtienen 2 litros de aceite nuevo, mientras que para la misma cantidad de aceite a partir del petróleo se requerirían 100 litros de crudo.
En Galicia, el aceite industrial usado es gestionado por SIGAUS, el Sistema Integrado de Gestión autorizado por la Xunta de Galicia para operar en la Comunidad y al que están adheridas un total de 114 empresas productoras de este tipo de aceite. Durante 2008, SIGAUS recogió en el territorio gallego 13.698 toneladas de aceite usado, cantidad que representa el 54,88% de los lubricantes consumidos en esta Comunidad o, lo que es lo mismo, el 100% del aceite usado generado en la región, ya que 1 litro de aceite industrial genera de media 0,4 litros de aceite usado.
Respecto al tratamiento del residuo, el destino del 22,68% (3.106 toneladas) de los aceites usados de Galicia fue la regeneración, convirtiéndose en nuevos aceites base con los que fabricar lubricantes. El 77,32% restante (10.592 toneladas) fue sometido a procesos de descontaminación para su posterior valorización energética en otras instalaciones industriales.
El aceite industrial, al tener diferentes componentes que el empleado en los hogares o restaurantes, cuenta con su propio proceso de recuperación. En este ámbito hablamos, principalmente, del aceite utilizado en los vehículos o en determinada maquinaria industrial.
El aceite usado es recogido en talleres de automoción e instalaciones industriales, donde debe ser debidamente almacenado y etiquetado conforme a la normativa vigente. Una vez retirado el residuo de los puntos de generación es enviado a centros de almacenamiento temporal o centros de transferencia, en los que se realizan los análisis necesarios para determinar su composición, la posible contaminación con otras sustancias y su óptimo destino final.
Tras su análisis, el aceite usado se traslada a los distintos tipos de instalaciones o plantas de tratamiento, dependiendo de su posible destino final. La gestión de aceites usados se realiza a través de distintos procesos, que pueden ser la regeneración, el reciclado o la valorización energética.
La regeneración se desarrolla en plantas específicas, de las que sólo hay cinco operativas en España. El proceso consiste en eliminar el agua, los aditivos, los metales pesados y otros sedimentos del residuo para obtener otros productos. El aceite usado también se puede someter a un reciclado material, siendo válido para producir otro tipo de materiales.
Cuando el aceite no puede ser regenerado o reciclado se somete a procesos mediante los que se posibilita su posterior utilización como combustible alternativo, ahorrando otros combustibles tradicionales, ya sea en centrales térmicas de generación eléctrica, en cementeras, en equipos marinos o en otros procesos industriales. Gracias a estos procesos de gestión, el ahorro de materias primas y energía es considerable, teniendo en cuenta que se estima que con 3 litros de aceite usado destinado a regeneración se obtienen 2 litros de aceite nuevo, mientras que para la misma cantidad de aceite a partir del petróleo se requerirían 100 litros de crudo.
En Galicia, el aceite industrial usado es gestionado por SIGAUS, el Sistema Integrado de Gestión autorizado por la Xunta de Galicia para operar en la Comunidad y al que están adheridas un total de 114 empresas productoras de este tipo de aceite. Durante 2008, SIGAUS recogió en el territorio gallego 13.698 toneladas de aceite usado, cantidad que representa el 54,88% de los lubricantes consumidos en esta Comunidad o, lo que es lo mismo, el 100% del aceite usado generado en la región, ya que 1 litro de aceite industrial genera de media 0,4 litros de aceite usado.
Respecto al tratamiento del residuo, el destino del 22,68% (3.106 toneladas) de los aceites usados de Galicia fue la regeneración, convirtiéndose en nuevos aceites base con los que fabricar lubricantes. El 77,32% restante (10.592 toneladas) fue sometido a procesos de descontaminación para su posterior valorización energética en otras instalaciones industriales.
Los nuevos usos del aceite reciclado
El reciclaje y la reutilización del aceite usado, tanto industrial como doméstico, es una manera de contribuir a la protección del medio ambiente, no sólo por evitar la contaminación que produce su inadecuada eliminación o tratamiento, sino porque además, después de ser sometido a diferentes procesos para eliminar los restos que no pueden ser aprovechables, este residuo puede ser reutilizado en la fabricación de otros nuevos productos e, incluso, como combustible, facilitando el ahorro de otro tipo de materiales de combustión.
A partir del aceite doméstico usado en establecimientos de hostelería y en los hogares particulares se pueden fabricar jabones y detergentes. A través de un sencillo proceso, en el que este residuo es mezclado con agua y sosa cáustica, se obtienen jabones y detergentes que pueden ser usados en los electrodomésticos y en otras actividades domésticas. Se trata de un método tradicional, utilizado antiguamente en muchos de nuestros hogares, que produce un jabón muy apreciado por su gran calidad.
Pero además, este aceite usado en las frituras se usa también para obtener biodiésel, un carburante que puede ser utilizado con total garantía en motores diésel sin ningún mantenimiento especial. Además de ser una fuente de energía renovable y más sostenible que el tradicional (de 1.000 litros de aceite doméstico usado se obtienen más de 3.250 litros de biodiesel), es mucho menos contaminante ya que al ser en su mayor parte de origen vegetal reduce drásticamente las emisiones de CO2 a la atmósfera. Una parte importante del aceite doméstico que almacenamos en nuestras casas y que se recoge en los puntos limpios va a parar, una vez sometido a los procesos de limpieza necesarios, a centros de transformación donde se convierte en biodiésel. Este carburante se comercializa en estaciones de servicio de nuestro país y, en algunas ciudades, se utiliza en los autobuses de transporte público.
El aceite industrial usado sometido a procesos de regeneración es utilizado en la obtención de aceites base válidos para su reformulación en nuevos aceites lubricantes, lo que contribuye a un notable ahorro de materias primas en la producción de los mismos. Según los datos aportados por SIGAUS, el pasado año la regeneración de 120.218 toneladas de aceites usados, de las 180.070 que fueron recogidas por el SIG en el territorio nacional, permitió devolver al mercado español unas 80.000 toneladas de lubricante, cerca de una quinta parte del consumo total nacional, para cuya producción se necesitarían unos 28 millones de barriles de crudo.
Pero además de este uso, el aceite industrial reciclado se utiliza en la fabricación de otros materiales como betún asfáltico, empleado en telas impermeabilizantes o en el asfaltado de carreteras, pinturas, tintas, fertilizantes o arcillas expandidas. Por último, cabe destacar el uso de este tipo de residuos en procesos de valorización energética, destinados a su utilización como combustibles alternativos en centrales térmicas, cementeras u otros procesos industriales en sustitución de otros combustibles tradicionales.
Por lo tanto, la correcta gestión del aceite usado es un tema de capital importancia para la conservación del medio ambiente. El aceite es uno de los productos más contaminantes y que puede producir graves daños en los ecosistemas, tanto terrestres como marítimos o fluviales, pero que recibiendo un tratamiento adecuado para su reutilización, bien a través de nuevos productos o de su valorización energética, puede suponer un enorme ahorro energético y de materias primas. En nuestras manos está que el aceite deje de verse como un residuo engorroso para pasar a convertirse en un producto con múltiples posibilidades de reutilización.
El reciclaje y la reutilización del aceite usado, tanto industrial como doméstico, es una manera de contribuir a la protección del medio ambiente, no sólo por evitar la contaminación que produce su inadecuada eliminación o tratamiento, sino porque además, después de ser sometido a diferentes procesos para eliminar los restos que no pueden ser aprovechables, este residuo puede ser reutilizado en la fabricación de otros nuevos productos e, incluso, como combustible, facilitando el ahorro de otro tipo de materiales de combustión.
A partir del aceite doméstico usado en establecimientos de hostelería y en los hogares particulares se pueden fabricar jabones y detergentes. A través de un sencillo proceso, en el que este residuo es mezclado con agua y sosa cáustica, se obtienen jabones y detergentes que pueden ser usados en los electrodomésticos y en otras actividades domésticas. Se trata de un método tradicional, utilizado antiguamente en muchos de nuestros hogares, que produce un jabón muy apreciado por su gran calidad.
Pero además, este aceite usado en las frituras se usa también para obtener biodiésel, un carburante que puede ser utilizado con total garantía en motores diésel sin ningún mantenimiento especial. Además de ser una fuente de energía renovable y más sostenible que el tradicional (de 1.000 litros de aceite doméstico usado se obtienen más de 3.250 litros de biodiesel), es mucho menos contaminante ya que al ser en su mayor parte de origen vegetal reduce drásticamente las emisiones de CO2 a la atmósfera. Una parte importante del aceite doméstico que almacenamos en nuestras casas y que se recoge en los puntos limpios va a parar, una vez sometido a los procesos de limpieza necesarios, a centros de transformación donde se convierte en biodiésel. Este carburante se comercializa en estaciones de servicio de nuestro país y, en algunas ciudades, se utiliza en los autobuses de transporte público.
El aceite industrial usado sometido a procesos de regeneración es utilizado en la obtención de aceites base válidos para su reformulación en nuevos aceites lubricantes, lo que contribuye a un notable ahorro de materias primas en la producción de los mismos. Según los datos aportados por SIGAUS, el pasado año la regeneración de 120.218 toneladas de aceites usados, de las 180.070 que fueron recogidas por el SIG en el territorio nacional, permitió devolver al mercado español unas 80.000 toneladas de lubricante, cerca de una quinta parte del consumo total nacional, para cuya producción se necesitarían unos 28 millones de barriles de crudo.
Pero además de este uso, el aceite industrial reciclado se utiliza en la fabricación de otros materiales como betún asfáltico, empleado en telas impermeabilizantes o en el asfaltado de carreteras, pinturas, tintas, fertilizantes o arcillas expandidas. Por último, cabe destacar el uso de este tipo de residuos en procesos de valorización energética, destinados a su utilización como combustibles alternativos en centrales térmicas, cementeras u otros procesos industriales en sustitución de otros combustibles tradicionales.
Por lo tanto, la correcta gestión del aceite usado es un tema de capital importancia para la conservación del medio ambiente. El aceite es uno de los productos más contaminantes y que puede producir graves daños en los ecosistemas, tanto terrestres como marítimos o fluviales, pero que recibiendo un tratamiento adecuado para su reutilización, bien a través de nuevos productos o de su valorización energética, puede suponer un enorme ahorro energético y de materias primas. En nuestras manos está que el aceite deje de verse como un residuo engorroso para pasar a convertirse en un producto con múltiples posibilidades de reutilización.
Fuente: www.galiciaambiental.net